
La cooperativa COPISO lleva ya casi 10 años usando la biomasa como alternativa al combustible fósil (gasoil) en sus granjas porcinas de madres, apostando así desde hace tiempo por la sostenibilidad ambiental, las nuevas aplicaciones tecnológicas, la extensión de su filosofía de economía circular -también- al ámbito de la energía y, por supuesto, velando por la rentabilidad y la competitividad de su producción. Una apuesta que traslada e impulsa en las granjas de integración que gestiona.
La sustitución de astilla de biomasa por el gasoil, para producir el calor que mantiene la granja con una temperatura constante y confortable para los animales, especialmente importante en el caso de los lechones recién nacidos, supone un ahorro económico muy significativo. Poniendo el caso concreto de una de las granjas, en el ejercicio 2018, el gasoil hubiera costado casi el triple de lo que ha supuesto el consumo de astilla, de acuerdo con los precios medios. La equivalencia de consumo es de una tonelada de astilla por 300 litros de gasoil, y en la granja referente se han consumido 129 toneladas. Las inversiones que hay que hacer en instalaciones (caldera y conducciones) para el aprovechamiento de biomasa se pueden amortizar en unos 7 años, cuando vida útil de unos 30.